lunes, 10 de mayo de 2010

AIRBAGS


Por todos es conocida la importancia que tienen estos dispositivos en la actualidad para intentar minimizar los daños en las colisiones. Su función sólo tiene validez si se emplea junto al cinturón de seguridad, pudiéndose ver como un complemento a este. Tanto es así, que algunos fabricantes emplean la palabra SRS en lugar de airbag, abreviatura de Supplemental Restraint System, que en castellano se traduce como, Sistema Suplementario de Sujección. Aunque el sistema se basa en un principio simple, desde el punto de vista mecánico es todo lo contrario. El funcionamiento se basa en una bolsa que se hincha en el momento adecuado para amortiguar el golpe, y absorber la energía que lleva nuestro cuerpo cuando se sobrepasa la capacidad retentiva del cinturón. Para que un airbag se active, la colisión debe ser en la zona en la que va situado el airbag. De este modo, si recibimos un impacto por la parte trasera, los frontales y laterales no deberían de funcionar, o en un impacto frontal, serán los laterales los que no entren en juego. De la misma forma, no debería saltar en colisiones a baja velocidad o provocados por objetos a baja altura. Cuando un sensor detecta una colisión, este envía un aviso a la centralita que se encarga de activar los airbags que sean necesarios. Esta señal se emplea generar una chispa que inflama una pastilla de combustible sólido, que produce el nitrógeno necesario para hinchar la bolsa del airbag tras la explosión de esta pastilla. Este gas es el encargado de hincar la bolsa de nylon, que va fuertemente sujeta para que se hinche, pero que no salga despedida con la fuerza de la explosión. Además, esta lleva unos agujeros que permiten que, tras el impacto, el nitrógeno salga de la bolsa.

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