lunes, 10 de mayo de 2010

CINTURONES DE SEGURIDAD

El cinturón, uno de los mecanismos que más tempranamente se incluyó de serie en la fabricación de automóviles -nada menos que en 1940-, es el elemento que mayor seguridad pasiva aporta a los usuarios en caso de accidente. Hasta el momento no se ha desarrollado ningún otro protector que sustituya su función, aunque sí se han incluido modificaciones en el diseño, incluyendo pretensores mecánicos o pirotécnicos. Desde 1997 los fabricantes de vehículos están obligados a descartar los cinturones convencionales y colocar sistemas de activación ligados a un pretensor, el mecanismo que tensa el cinturón para ajustarlo al cuerpo. La industria ha sumado otros avances en la seguridad de la conducción, como son los frenos ABS, los reposacabezas o la instalación airbag, pero su efectividad real está condicionada por el uso correcto del cinturón. Así, el airbag resulta peligroso si no se lleva el cinturón puesto, ya que el rostro puede entrar en contacto prematuro con la bolsa de aire unas milésimas de segundo antes de que se plegue, lo que puede producir graves lesiones. Cuando se produce una colisión, el cuerpo humano se ve sometido a unas fuerzas de inercia que tienden a impulsarlo hacia delante. La misión del cinturón de seguridad consiste en impedir que el pasajero salga despedido fuera del vehículo y evitar en lo posible que se golpee contra el volante, salpicadero, parabrisas o asiento delantero. Según datos de la Dirección General de Tráfico, la mayoría de los usuarios utilizan el cinturón de seguridad cuando salen a la carretera, pero descuidan su uso en vías urbanas y en trayectos cortos. La falta del uso se amplía en los pasajeros en asientos traseros, una medida obligatoria e imprescindible no sólo para su seguridad: se ha demostrado vital para quien conduce o co-pilota, puesto que el peso del viajero de atrás puede invalidar su protección. Algunos datos El 17% de los accidentados que no llevaban cinturón fallecieron, frente al 2,3% de entre los que sí lo llevaban, según datos de 2002. Esta cifra nos lleva a la conclusión de que hay 7 veces más probabilidades de morir en el caso de accidente si no se lleva el cinto. En la ciudad, el uso del cinturón marca la diferencia entre salir ileso o herido en un accidente. Los datos revelan que el 1,8% de los que lo utilizaban correctamente resultaron heridos graves, frente al 6,2% de los que no hacían uso de él. En general, sin contemplar en qué ámbito se produce el accidente, la mortalidad del conductor implicado en accidente se sitúa en el 2% utilizando el cinturón, frente al 8% de los que no lo utilizaban en ese momento. El cinturón en el embarazo Si el cinturón se mantiene holgado sobre nuestro cuerpo, es mejor su efectividad Si el cinturón de seguridad se mantiene holgado sobre el cuerpo, se anula su función. Hay que entender que está diseñado para proteger desde el primer instante en una colisión y para que eso ocurra es necesario que mantenga el contacto directo con el cuerpo, sin holguras y con la presión generada por su mecanismo de recogida. La mujer embaraza está exenta de usar cinturón (al igual que los adultos con una altura inferior a metro y medio), aunque debe viajar con una prescripción médica que lo testifique. Sin embargo, se recomienda que utilice el cinturón mientras su volumen se lo permita, ajustando la cinta entre los senos y por debajo del abdomen, de forma que en ningún momento, en el supuesto de una colisión, el feto se vea oprimido.

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